martes, 13 de octubre de 2009

NUESTRO PENSAMIENTO RENACENTISTA.

Por: Augusto Caña Mamani “Sinshi cahuide”

Las estrellas del cielo azul, son fogatas titilantes del universo; el destellar de su luz ilumina a los bosques, la llana panorama, las cumbres cordilleranas, al azulejo océano, al inhóspito desierto, al jardín de la vida y el sueño de los hombres de este mundo.

En el regazo señero de nuestra madre patria del Tawantinsuyu, existen hijos probos que han heredado los nobles rasgos y virtudes de la sabiduría y conciencia más elevadas de nuestros ancestros, ellos están llamados a elevarse a mayores alturas de su reivindicación.

La voz de la madre naturaleza que encarna la melodía de la vida: es el bramar telúrico del trueno, es el silbido del viento agitado, es el murmullo de los manantiales y su bulliciosa caída en la cascada, es el trinar de las aves, es mugido de las manadas y el canto del hombre.

La historia nunca da libertad, ni independencia a ningún pueblo, esta tarea episódica lo hacen los hombres por decisión propia; lo hace un heroico pueblo creando la historia con su sangre, con su tenaz lucha y recorriendo por el horizonte luminoso.

Antes de proyectar la reconstrucción de nuestro hogar nacional, tenemos que accionar el acerado mortero y la metralla monótona: Así, en la cima de victoria restauraremos la herida de siglos, luego barrer la casa y quemar la basura de la pestilencia foránea.

Tawantinsuyu todavía acontece bajo el sol conmovido de dolor, todavía vivimos en ese terrible invierno de indiferencia, pero nuestro infinito amor a la patria está por despertar y nuestro pueblo no pierde ese tierno y brillante sueño de libertad.

En los tibios nidos de corajes contenidos y de noches furtivas, ya despiertan días brillantes de vigilias y combatientes, quienes limpiando su fusil, aprovisionan su cacerina y frotando el filo acero de la bayoneta sonríen libres.

La sagrada montaña de nuestra identidad está incólume, la danza y el cantar melodiosa de la cuna milenaria esta vigente, como el canto nativo del ensueño, hay fiesta en los bosques y resurge la algarabía de voces familiares en los andes.

Tawantinsuyu se traslucirá solo por la suprema voluntad y bajo genial idea etno revolucionaria de sus hijos. Como herederos de gloriosas tradiciones, es tiempo de crecer con vigor infatigable y nuevamente para ser fuertes.

Los idealistas del grandioso cambio nunca descansan, al terminar el día, ni reposan al transcurrir la noche: Tawantinsuyu encarna al gigantesco árbol de raíces profundas, que al paso de siglos, admirablemente se sostiene firme e imbatible.

Nuestro etno revolución abrirá los ojos del hermano oprimido, agitará la conciencia sojuzgada del campo y la ciudad; se convertirá en acerados brazos de nuestra liberación, donde con toda plenitud podemos respirar aires de libertad.

Los gansters perversos no pueden ser dueños del universo, el individualismo egoísta es sistema podrido del capitalismo, es modelo político neo liberal que va al desbarranque y es verborrea imperialista que pregona el globalismo.

El neo liberalismo global es sistema de totalitarismo deshumanizado, es totalitario en afán de dominio, explotación y saqueo de las riquezas naturales: Es imperialista que utiliza todos los medios de agresión bélica y es ambicioso insaciable para controlar totalmente el comercio mundial.

En cambio nosotros para alcanzar los objetivos de nuestra liberación, sin tener pobreza espiritual, músculo inerte y cerebro entumecido: Somos fundamentalistas para luchar por nuestra verdadera libertad y para ser una sociedad justa e igualitaria somos etno revolucionarios.

Ningún Pueblo o Nación que se llame civilización milenaria, pueden despreciar su proeza de ser parte de la historia humana; después de doblegar eventualmente ante las fuerzas de opresión, haciendo un alto para restañar las heridas, vuelve a la lucha.

Ahora es tiempo de desplegar nuestro propio renacimiento de lucha, es hora de proyectar los ideales de decisión y capacidad; conjugar cada etapa de la heroica resistencia de nuestros ancestros y forjar con ella, la tarea histórica de nuestra propia independencia.

Todavía no hemos salido de las trágicas épocas de opresión colonial, todavía no hemos olvidado el brutal exterminación de nuestros ancestros: Ahora como insurgentes junto a la tumba envejecida de tantas generaciones, somos la nueva fuerza de reconstrucción de nuestro propio destino.

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