martes, 13 de octubre de 2009

VELASCO Y LA REFORMA AGRARIA DE 1969

Por: Augusto Caña Mamani "Sinshi Cahuide"
A PROPÓSITO DEL DIA DEL CAMPESINO
EN EL PERU ,UNA REFLEXION MENTAL Y ESPIRITUAL:Desde hace cinco siglos, hemos caminado por la senda del derrotismo, donde nuestras manos y pies fueron atados con cadenas del colonialismo español; donde nuestro cerebro también fue ofuscado por el fuste de la religión inquisidor de Vaticano y nuestro espíritu desmoralizado cayó al hoyo de pasividad. Así, durante siglos inacabables, la casta opresora nos miraba como hombres inferiores sin futuro, como demografía dominada sin propio porvenir, como un pueblo rezagado sin esperanza de mañana. Ahora, sobre esta fragua del avatar de todos los tiempos, debemos pensar en lo GRANDE Y FUNDAMENTALMENTE en lo nuestro: Sólo en pensar en el Gran cambio, habremos dado el primer paso para lograr las metas y objetivos comunes de nuestra liberación.

AUGE IMPERATIVO DEL GAMONALISMO CRIOLLO:Antes del 24 de junio de 1969; solamente por decir en Cusco: Todo usufructo agrario estaba en manos del irascible gamonalismo y del latifundismo terrateniente; donde el campesino-indígena, cual parias desheredados en la pobreza, eran considerados como ciudadanos desminuidos, hombres para ser explotados por otro hombre. Así, el gamonalismo criollo de ascendencia castiza Iberiana, con la venia de regimenes y políticos fariseos de rostro occidental; con su banal ejercicio de poder de dominio, explotaban las mejores y fértiles tierras del milenario Cusco.

Las haciendas como vieja estructura del sistema de despojo y explotación poseían el 80% del predio agrario: Este mismo problema existía en todo el territorio del país. Las muchas reivindicaciones de los campesinos-indígenas de poncho y hojota que rebasaban al grito de ¡Tierra o muerte! Fueron ahogados en sangre, escarnio, torturas, masacres, desapariciones, juicios y presidio; como ocurrió en la vísperas del Navidad de 1962; donde 18 comuneros mártires de Mollebamba, Quispicanchi – Cusco; alevosamente fueron acribillados con disparo de una metralleta hecho por el gamonal Julio P. Luna, usurpador de la hacienda de "Ninabmaba". Este asesino, nunca fue puesto preso, ni siquiera un minuto, más al contrario, el gobierno de Belaunde, mandó una brigada de rangers para proteger la hacienda del criminal.Por estar cerca de los hechos de sangre, todavía soy testigo ocular de aquella matanza indígena de Quispicanchi; al siguiente día cuando estaba sentado en la puerta de la iglesia, ve pasar el desfile de los féretros en la plaza de Urcos.

También esta visto que los Alcaldes, gobernadores, abogados, mayordomos y castas privilegiadas mestizos, del aquel entonces, eran parientes e hijos de los gamonales que, con uña y dientes defendían la posición de las tierras; aquellos gamberros, montados en sus briosos corceles y fuste en mano hacían trabajar a los hacienda-runas (los pongos) quienes posean un pedazo de predio agrícola del gamonal en las punas de "su área" para el sustento personal y por ello, estaban obligados a trabajar gratis toda la semana para su "señorial patrón".El 10 de enero de 1964; cuando llegué a Nazca, ICA, Cañete de ruta a Lima, ve las mismas visitudes de injusticia en los latifundios del gamonalismo costeño; más soberbio, mas racista y aliado tradicional de la oligarquía que tuvo el poder de dominio en el corral colonialista del llamado Perú.

Lamentablemente aquí hay una diferencia marcada entre lo andino y de los jornaleros costeños: El ayllu quechua de los andes y el markanaka Aymara del Altiplano que son símbolos de un ideal de justicia, de igualdad, de armonía comunal, de solidaridad comprobada y de intimidad indisoluble con nuestra Pachamama-Madre tierra; en su resistencia sin pausa de siglos, nunca fueron abatidos como cuna del grandiosos civilización Tawantinsuyano. En cambio, los hombres raquíticos y desnutridos que vivían bajo el resabio racista de indios y que trabajaban en los inmensos predios de la costa, solo estaban inmersos en la sobrevivíencía como simples jornaleros y nunca tuvieron ideales de recuperar las tierras, tampoco reivindicaron la verdadera reversión como unidades de producción mancomunado como lo es, en los andes.

El 03 de octubre de 1968; conscripto como sargento del ejercito peruano (BIB "Cahuide" 211; Cuartel Mariscal Cáceres – División blindada de Rimac) estuve en la, gesta revolucionaria del general Juan Velasco Alvarado. Desde aquel entonces, en el Perú hubo un gran cambio, las nubes grises que ofusco por siglos nuestro porvenir, poco a poco fueron disipando para avizorar la alta montaña del resurgimiento nacional. Aquel soldado apodado "Juan sin miedo", abrió las puertas grandes de la historia peruana, atizó la sangre autóctona invocando a Túpac Amaru como símbolo de su revolución y nuestro pueblo (al despecho de los opresores antagónicos) por primera vez respiró las atmósfera nacionalista y bajo el acorde de la marcha militar "pasan los peruanos", también aprendió la capacidad de ser nosotros mismos y organizarnos con toda independencia para retomar nuevamente nuestra Pachamama-Madre Tierra vía la dación de la Ley de Reforma Agraria.

Así en base esencial de la política transformadora del gobierno revolucionario que respondió con solemne compromiso patriótico, con vocación irrenunciable de justicia social y de imperativo necesidad de revertir la tierra para quien la trabaja y los mas necesitados; a partir del aquel venturoso 24 de junio de 1969; el general Juan Velasco Alvarado, bajo el marco de un mitin multitudinario, promulgó la Ley de Reforma Agraria No. 17716. Esta norma estaba dirigida a servir como herramienta legal del desarrollo nacional; fundamentalmente estaba llamado de hacer la tarea de transformación de los postulados del gobierno revolucionario de la fuerza armada y del pueblo auténticamente nacionalista.

La dación de aquella Ley de la reforma Agraria de hace 39 años; no fue una ley de despojo, sino, fue una ley de justicia social para el hombre que hunde sus manos a la tierra y crea riqueza. El sector campesino organizado que como unidad de producción fue la mejor garantía para la conducción de la tierra, un esfuerzo tesonero para beneficiar a la sociedad en su conjunto. Esta norma se aplicó en todo el país, sin favorecer a determinados grupos o intereses ajenos. Aquella reversión de la tierra al campesinado peruano (sin temores ni resquemores como decía Velasco) fue una necesidad histórica de modificar radicalmente la estructura agraria de la nación.

Sin embargo la oligarquía y el gamonalismo cavernario, como ogro bicéfala, siempre han tenido la intención de boicotear y truncar el avance revolucionario en materia de proceso agraria; tanto, la maquinaria de conspiración orquestó el golpe antirrevolucionario del general Francisco Morales Bermúdez, el llamado "Felón traidor" y soplón filo chileno de la segunda fase. La Reforma Agraria fue atacado por todos los frentes, a esto se suma el desquicio criterio del marxismo alienante criollo que infiltrados socavaron el real funcionamiento de la aquella norma. Pese que en los andes la tierra fue devuelta a sus auténticos dueños y allí con férrea resistencia fue defendida y hoy triunfalmente sobrevive; pero en la costa, la Reforma Agraria cayó al saco roto, no por culpa del gobierno, sino, por falta de voluntad para defender los derechos conquistados: A esto también se suma la derogatoria de aquella ley por el japonés Alberto Fujimori, quien mediante el Decreto Supremo 02-91, sepultó todo vestigio de la reforma agraria Velasquista.

Ahora la historia es otra, otro también los actores; el gamonalismo con rostro neoliberal, vuelve a germinar sistemáticamente su raíz y sus tentáculos de dominio, surge la chilenización de las tierras, vía venta legal de predios agrícolas que esta orientada a la desnacionalización de nuestro país. Finalmente Alan García Pérez, como fiel "perro hortelano" del imperialismo globo colonial, mediante su Decreto Supremo No. 1015, se ha propuesto rematar al mejor postor, las tierras de las comunidades campesinas. De hecho, la guerra esta avisada y los tambores ya atizan el fuego del solevante y nuestra generación tiene que aportar su sangre; por que hoy: Nunca más permitiremos que vuelvan a secuestrar a nuestra sagrada Pachamama-Madre Tierra. Esta epónima palabra del general Velasco, en nuestro ser y nuestra conciencia etno nacionalista, siempre debe estar vigente y presente: "¡Al hombre de la tierra, ahora le podemos decir en alta voz, inmortal y libertaria como Túpac Amaru: Campesino, el patrón ya no comerá mas tu pobreza! ¡Viva el Perú señores!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario